Una Ventana a la Historia

DOCUMENTO N º 263. – A. H. M. L. Secretaria. Libros Cabildos n º 162/165/174/176/180/181/190

TEMA:   ESTATUA NARVAEZ

Parece evidente que la figura política del general Narváez siempre ha estado rodeada de cierta polémica en nuestra ciudad, tanto en la sociedad coetánea como hasta épocas recientes.

Se trata, sin duda, de una personalidad controvertida a la que solo la historia puede otorgar su justa valoración basándose en el estudio y análisis de su actividad y peso en la vida política española de gran parte del siglo XIX.

No debemos caer en el error de juzgar con criterios actuales las actuaciones políticas de épocas pasadas, y en todo caso, valorar que se trata del único lojeño que ha alcanzado la máxima relevancia política en el nivel nacional. Solo el paso del tiempo, al igual que en otros casos, permite que se contemple a las personalidades históricas como tales, y el espíritu de consenso y tolerancia se abran paso frente al apasionamiento y el maniqueísmo.

Reflejo de todo esto son las vicisitudes ocurridas con su estatua en bronce:

En 1850 el Ayuntamiento, obviamente dominado por la oligarquía local, propuso la erección de una estatua del general por suscripción popular lo que no despertó el entusiasmo de las clases populares. Encargada a la fundición de Trubia se terminó en 1853, siendo incluso necesaria la venta de trigo del Pósito para sufragar parte de su coste y transporte desde Gijón hasta el puerto de Málaga. Fue donada al propio duque por acuerdo de 11/12/1856, ante la imposibilidad de costear el monumento anejo para su colocación por lo que éste la instaló en sus Jardines; posteriormente tras las gestiones de la corporación para su recuperación fue cedida a la ciudad por el albacea testamentario de Narváez, Sr. Marfori en 26/06/1882, para que se colocase en sitio conveniente, instalándose en julio en los jardines del Paseo, y más adelante en 20/11 se acepta el ofrecimiento de dicho Sr. de adelantar el dinero para costear el diseño y construcción de una verja de hierro que circunde y proteja el monumento, convocándose subasta al efecto. Más tarde, en 4/12 1928 se acuerda su traslado a la plaza de Arriba, a petición de algunos vecinos, donde permaneció hasta 1932 en que fue retirada y guardada hasta 1937 en que fue restituida a su emplazamiento actual.

Tantas idas y venidas son prueba de lo que hemos señalado anteriormente:

·  01/07/1931: Se solicita acuerdo para que se quite de la plaza de la República el monumento al Duque de Valencia.

·  08/07/1931: Suspensión del traslado de la estatua debido al elevado costo que supondría.

·  05/08/1931: Solicitud de acuerdo para retirar la estatua antes de la próxima feria.

·  12/08/1931: Instancia solicitando encargo para desmontar la estatua a cambio de cesión del bronce de su hechura. Se desestima.

·  07/10/1932: Conformidad con la solicitud de la Juventud Socialista sobre la retirada de la estatua de la vía pública.

·  21/10/1932: Acuerdo para llevar a efecto la retirada de la estatua.

·  03/08/1934: Sobre propuesta de voto de censura a la Corporación que acordó y ejecutó la retirada de la estatua del Duque de Valencia y reposición de la misma.

·  10/08/1934: Aprobación de moción  para reposición de la estatua.

·  07/03/1935: Acuerdo de restitución y debate sobre el lugar de emplazamiento más adecuado entre la plaza de la Victoria, el paseo público y la plaza de la República.

·  04/04/1935: Acalorado debate sobre el sitio de restitución y el pago del coste del mismo, acordándose su instalación en la Victoria.

·  16/04/1936: Petición de un concejal para activar la venta de la estatua del general Narváez, destinándose el importe obtenido, en su caso, para adquisición de camas para el Hospital.

·  29/06/1937: Acuerdo sobre colocación de nuevo de la estatua del duque de Valencia en la plaza de Alfonso XII.

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